Del corazón del creyente brotarán ríos de agua viva 21

Del corazón del creyente brotarán ríos de agua viva 21

15. En nuestro camino hacia Dios nos sentimos inspirados por la visión y la vida de Marcelino y sus primeros discípulos. Compartimos este itinerario con muchos otros, pero somos conscientes de que tenemos nuestro estilo propio. Hemos sido bendecidos para compartir con María la experiencia transformadora de sentirnos amados incondicionalmente por Jesús. De aquí fluyen las características particulares de nuestro modo de ser seguidores de Champagnat.

Presencia y amor de Dios

16. Quienes caminamos hoy tras las huellas de Marcelino y sus primeros discípulos nos sentimos cautivados por su dinamismo interior. Adoptamos una manera de ser, amar y actuar según el espíritu de nuestros orígenes. Gradualmente, día a día, vamos profundizando en nuestra experiencia de la presencia amorosa de Dios en nosotros y en los demás. Esta presencia de Dios es una profunda experiencia de sentirnos amados por Él personalmente y la convicción de que Él está junto a nosotros en las experiencias humanas de cada día.

Confianza en Dios

17. La relación que Marcelino tenía con Dios, junto con la conciencia de sus limitaciones, explica su ilimitada confianza en Él. La profundidad de esta confianza sorprendía a los que trabajaban con él y escandalizaba a algunos que juzgaban temerarias sus acciones. Con humildad, él veía que Dios actuaba, y por eso obraba con valentía y compromiso. Si queremos complacer a Dios, pidámosle mucho, pidámosle cosas grandes. Cuanto más le pidamos más le agradaremos. 22 Las invocaciones que Marcelino empleaba a menudo: Si el Señor no construye la casa23 y Tú lo sabes, Dios mío24, eran manifestaciones espontáneas de esta confianza plena.

18. Nosotros nos empeñamos en desarrollar nuestra relación con Dios de manera que, al igual que para Marcelino, se convierta en la fuente cotidiana de nuestro renovado dinamismo espiritual y apostólico. Esta vitalidad nos hace audaces, a pesar de nuestros fallos y limitaciones. Atraídos por la experiencia de Marcelino, acogemos los misterios de nuestra vida con confianza, apertura y entrega.

Evangelio para la semana
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Jesús nos invita a:
Ser compresivos, perdonar, estar atento a las necesidades de los demás y dejarnos guiar por el mensaje de Dios que siempre nos llama a servir y dar de nuestro tiempo para ayudar a los más desfavorecidos.

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