Reflexión lunes 11 de Febrero

Reflexión lunes 11 de Febrero

Todo el que tenga sed, que venga a mí y beba

7. Entre las influencias formativas que modelaron la espiritualidad de Marcelino, fue clave la experiencia personal de sentirse intensamente amado por Jesús y llamado por María. Un incidente, sucedido a principios del año 1823 (el Acordaos en la nieve*), fue interpretado por Marcelino y sus hermanos como una señal muy significativa. Marcelino y Estanislao se perdieron en una tormenta de nieve. Con su compañero inconsciente a sus pies, Marcelino pensó: Si María no viene en nuestra ayuda, estamos perdidos. 17 Poniendo su vida en manos de Dios, rezó el Acordaos. Su oración a María fue milagrosamente escuchada. Marcelino y sus primeros hermanos vieron en este suceso la manifestación de una realidad más profunda: la elección de Dios para compartir la misión de María.

8. Marcelino tenía también una honda conciencia del amor de Jesús y María hacia los demás. Esto inspiraba en él una pasión de apóstol. Y dedicó su vida a compartir este amor. En el encuentro de Marcelino con el joven moribundo Juan Bautista Montagne* vemos la impresión que le causó contemplar a un muchacho que se hallaba en los últimos momentos de su vida y no conocía el amor que Dios le tenía.

9. Este episodio fue para Marcelino una llamada de Dios. Su compasión le movió inmediatamente a poner en práctica su intuición fundacional: ¡Necesitamos hermanos! 18 A los cuatro meses de su ordenación sacerdotal, esta experiencia evidenciaba las necesidades que acuciaban a los jóvenes y confirmaba la idea de darles respuesta a través de un grupo de abnegados evangelizadores. Ellos llevarían la buena noticia de Jesús a quienes estaban en los márgenes de la Iglesia y la sociedad.

Evangelio para la semana

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor

Jesús nos invita a:

Ser personas cercanas a la presencia de Dios para tomar fuerzas de su palabra y cultivar en nuestra vida la fraternidad y el servicio a los necesitados.

El Evangelio de hoy nos acerca a un momento de la vida de Jesús. Está hablando de Dios a la gente, cerca del lago. El gentío es grande y pide a Pedro que le deje subir a su barca para hablar desde ahí. Cuando termina, le invita a remar mar adentro para echar las redes. Ahí se produce la confusión. Ya habían estado toda la noche trabajando y no habían pescado nada. Pero en su nombre vuelven a echar las redes. Se produce el milagro. Y, curiosamente la reacción de Pedro es parecida a la del profeta Isaías en la primera lectura: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. Pedro se da cuenta de que Jesús es algo más que un predicador, que un profeta. Jesús es Dios mismo. No es el Dios en poder de la primera lectura, pero es Dios. Es Dios cercano, hecho hombre, amable, lleno de compasión y misericordia.

Para la reflexión

Cuando me pongo en la presencia de Dios, ¿experimento que Él me perdona, me levanta y me hace colaborador suyo? ¿Qué significa en mi vida concreta ser mensajero del amor y la misericordia de Dios?

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