Reflexión No. 10

Somos familia marista
 
ESTAMOS CAMINANDO POR LA CUARESMA:
ABRAMOS NUESTRO CORAZÓN A JESÚS QUE NOS HABLA E INVITA A SEGUIRLE
 
Reflexiones para vivir con esperanza
 
Una espiritualidad de sencillez
  1. Acercándonos a los otros, con transparencia y gratitud, los aceptamos tal como son y nos sentimos dispuestos a escuchar la visión que tienen de nosotros. Gustosamente ofrecemos perdón y damos el primer paso hacia la reconciliación. 40
  1. Este mismo espíritu nos anima a adoptar un estilo de vida sencillo: evitamos el consumismo, con su acumulación de los bienes disponibles y el despilfarro de los recursos; nos sentimos responsables de la creación, que es un precioso regalo de Dios a la humanidad. Esta actitud nos impulsa a unirnos a otros en acciones necesarias para preservar la naturaleza, para acrecentar la armonía entre la humanidad y la naturaleza, y para colaborar con el Creador en la tarea de llevar la creación a su plenitud.
 
  1. Nuestro deseo de estar en comunión con la naturaleza se manifiesta de diversas maneras. En la tradición marista concedemos gran valor al trabajo manual porque favorece el contacto directo con la creación, los seres y las cosas; compromete en el cuidado de la naturaleza, en su conservación y en su transformación; educa en la paciencia y la precisión. 41 Asimismo, afirma el valor de trabajar con nuestras manos y nos acerca a los pueblos indígenas que viven con gran respeto la relación cercana con su tierra.
 
  1. Este amor por el trabajo manual revela una actitud más amplia en el corazón del marista, que abarca los valores de practicidad, frugalidad, servicio, laboriosidad y abnegación. En suma, un estilo de vida sencillo. Este modo de vivir proviene de una tradición marista que nos estimula a vivir del trabajo de nuestras manos. La opción por la sencillez de vida nos da una mayor capacidad para actuar entre los pobres.
  1. Todo esto garantiza que nuestro camino con Dios, como el de Marcelino, sea también un camino de sencillez. Nos acercamos a Dios con transparencia, honestidad, apertura y confianza. Conscientemente buscamos medios no complicados que nos ayuden a realizar este itinerario.
Evangelio del domingo
 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
– «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: – «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. “El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. “
Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo,” Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”
Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.”
Él se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.”
El padre le dijo:
“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”».
Palabra del Señor
 
Para la reflexión
 
¿Qué significaría para mí en concreto convertirme, cambiar de vida? ¿Qué tengo que hacer para acercarme al Padre? ¿Soy capaz de perdonar a los que me han ofendido con la misma generosidad con que Dios me perdona y acoge?
 
Jesús nos invita a:
Perdonar y acoger a nuestro prójimo en todas las circunstancias de nuestras vidas.
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