Reflexión No. 17

SOMOS FAMILIA MARISTA
Reflexiones para vivir con esperanza
El Espíritu Santo vendrá sobre ti 54
70. Esta postura ante la vida, hecha de pasión por Dios y compasión por su pueblo, es nuestra espiritualidad en acción; en cada etapa de la historia suscita un determinado estilo de presencia, un modo de estar con Dios y para Dios en nuestro mundo.
71. El mundo de hoy tiene una honda necesidad de hombres y mujeres místicos*, personas que sean capaces de tocar el misterio que hay en toda vida, con una actitud de apertura y abandono confiados. Marcados por el amor de Dios, son testigos de la luz entre sus compañeros peregrinos e inspiran en ellos el deseo de buscar a Dios.
72. El místico* cree que el Espíritu Santo está siempre presente y activo en el mundo. El Espíritu da significado a la vida y a nuestra participación en la misión de Jesús.
73. Como místicos*, vemos “las huellas de Dios” en todos los acontecimientos de la vida. A través de una lectura de nuestra realidad desde la fe, podemos trascender las apariencias y los significados superficiales, y entrar en las entrañas de cada situación. Nuestra alabanza brota: “Señor, qué grande es tu amor”. Y con la confianza de sabernos profundamente amados, abrimos nuestro corazón a la voluntad de Dios.
74. Para acoger a Dios tenemos que cultivar una actitud de apertura: escuchar la vida con atención, ser reflexivos y perceptivos en la revisión de los acontecimientos de nuestra existencia y generosos en la respuesta a las invitaciones cotidianas del Espíritu.
Evangelio del domingo
Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado.” Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Palabra del Señor
Para la reflexión
¿Qué hacemos cuanto sentimos que se produce un conflicto en nuestra familia o en nuestra comunidad? ¿Hacemos lo posible para que todos los interesados en el asunto sin excepción puedan participar en el diálogo o preferimos formas impositivas? ¿Dialogamos desde la paz de Jesús o desde nuestro egoísmo?
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