Reflexión No. 18

SOMOS FAMILIA MARISTA
Reflexiones para vivir con esperanza
El Espíritu Santo vendrá sobre ti 54
75. Como María, que guardaba y meditaba las cosas en su corazón,55 mantenemos una atención continua a los signos de los tiempos, a las llamadas de la Iglesia y a las necesidades de la juventud.56 De esta manera entendemos el sentido sacramental de los acontecimientos, personas y cosas, que se convierten en lugar de comunión con Dios.57 Así fue como Marcelino comprendió el significado de su encuentro con el joven moribundo, Juan Bautista Montagne*.58
76. Nuestra espiritualidad nos lleva a encontrar a Dios en todas las cosas y en todos los aspectos de la vida. La oración es uno de los medios para profundizar en nuestra experiencia. No reemplazamos la oración por el trabajo. Escuchar a Dios nos impulsa a seguir trabajando por el Reino. Nuestra oración proviene de la vida y nos devuelve a la vida.
77. En la oración, tanto personal como comunitaria, hallamos la oportunidad de ser moldeados por Dios, al igual que Jesús. Nuestra oración es apostólica, abierta a la realidad de la creación y de la historia, eco de una vida en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas, sobre todo con los pobres y los que sufren.59 Es una oración que recoge así las penas y alegrías, las angustias y esperanzas de quienes pone Dios en nuestro camino.60
78. A lo largo de nuestra historia, los seguidores de Champagnat se han valido de diversos medios para alimentar su vida espiritual: el rezo del oficio*, las visitas al Santísimo Sacramento, el rosario, la eucaristía, el estudio religioso, la meditación y otras prácticas de devoción. Todo ello ha ayudado a los maristas a crecer en santidad.
79. En nuestro tiempo hay algunas prácticas esenciales para alimentar nuestra vida de fe como maristas:
Evangelio del domingo
Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor
Para la reflexión
¿Qué hacemos cuanto sentimos que se produce un conflicto en nuestra familia o en nuestra ¿Hemos sentido alguna vez a Dios ausente de nuestra vida? ¿Qué hemos hecho en esos momentos? ¿Confiamos en Dios y creemos que nos enviará su Espíritu? ¿Cómo damos testimonio de nuestra fe en Jesús en nuestra comunidad y en nuestra familia?
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