Reflexión No.19

SOMOS FAMILIA MARISTA
Reflexiones para vivir con esperanza
El Espíritu Santo vendrá sobre ti 54
75. Como María, que guardaba y meditaba las cosas en su corazón,55 mantenemos una atención continua a los signos de los tiempos, a las llamadas de la Iglesia y a las necesidades de la juventud.56 De esta manera entendemos el sentido sacramental de los acontecimientos, personas y cosas, que se convierten en lugar de comunión con Dios.57 Así fue como Marcelino comprendió el significado de su encuentro con el joven moribundo, Juan Bautista Montagne*.58
76. Nuestra espiritualidad nos lleva a encontrar a Dios en todas las cosas y en todos los aspectos de la vida. La oración es uno de los medios para profundizar en nuestra experiencia. No reemplazamos la oración por el trabajo. Escuchar a Dios nos impulsa a seguir trabajando por el Reino. Nuestra oración proviene de la vida y nos devuelve a la vida.
77. En la oración, tanto personal como comunitaria, hallamos la oportunidad de ser moldeados por Dios, al igual que Jesús. Nuestra oración es apostólica, abierta a la realidad de la creación y de la historia, eco de una vida en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas, sobre todo con los pobres y los que sufren.59 Es una oración que recoge así las penas y alegrías, las angustias y esperanzas de quienes pone Dios en nuestro camino.60
78. A lo largo de nuestra historia, los seguidores de Champagnat se han valido de diversos medios para alimentar su vida espiritual: el rezo del oficio*, las visitas al Santísimo Sacramento, el rosario, la eucaristía, el estudio religioso, la meditación y otras prácticas de devoción. Todo ello ha ayudado a los maristas a crecer en santidad.
79. En nuestro tiempo hay algunas prácticas esenciales para alimentar nuestra vida de fe como maristas:
Evangelio del domingo
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):
AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Palabra del Señor
Para la reflexión
¿He sentido algunas veces la llamada a ser más generoso, a perdonar al que me había ofendido, a ayudar al necesitado? Ésa es la llamada del Espíritu. ¿He seguido su inspiración o la he rechazado? ¿Qué ha significado eso para mi vida?
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