Historia

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL GÉNESIS DE LA OBRA MARISTA MUNDIAL
El 2 de enero de 1817 Marcelino reunió a sus dos primeros discípulos, pronto le siguieron otros. La Valla se convirtió así en la cuna de Los Hermanos Maristas. De esta manera, comenzaba una maravillosa aventura educativa y espiritual en medio de la pobreza humana, con la confianza puesta en Dios y María. Los primeros hermanos eran jóvenes campesinos, la mayoría entre los 15 y 18 años de edad, más habituados a las arduas tareas del campo que a la meditación, la reflexión intelectual y el trabajo con niños y jóvenes. Marcelino transmitió a estos muchachos su entusiasmo apostólico y educativo. Vivió entre ellos, como uno más. Les enseñó a leer, a escribir, a contar, a rezar y vivir el evangelio cada día, llegando a ser maestros y educadores religiosos. Pronto los envió a los caseríos más apartados de la parroquia para que enseñaran a los niños y también, a veces, a los adultos, los rudimentos de la religión y las primeras nociones de lectura y escritura. Entre 1817 y 1824, organizó una escuela primaria en La Valla, y la utilizó simultáneamente como ámbito de formación de educadores, en el que los hermanos jóvenes realizaban sus prácticas de enseñanza. En el transcurso de 1824 y 1825, la pequeña comunidad creció y Marcelino tuvo que construir una casa de formación amplia, en un valle próximo a la ciudad de Saint-Chamond. Le dio el nombre de Nuestra Señora del Hermitage, y esta casa vino a ser para los hermanos, al mismo tiempo, monasterio y centro de formación de educadores. En la medida de las posibilidades y de acuerdo con las exigencias legales, Marcelino ofreció a sus discípulos formación humana y espiritual inicial y continua, prestando especial atención a su perfeccionamiento intelectual y pedagógico. El Hermitage, por lo tanto, puede ser considerado como el crisol de la pedagogía marista. Con el tiempo llegaría a ser progresivamente el centro de una red de escuelas primarias, cada vez más numerosas y mejor organizadas. La primera edición impresa de La regla de vida de los hermanos de María (1837) organizaba simultáneamente la vida religiosa comunitaria y la vida de trabajo en las escuelas. El Hermitage fue también el centro de la actividad misionera de la congregación, que comenzó en 1836, cuando tres hermanos fueron enviados a Oceanía con un grupo de Padres Maristas.
DE LA OBRA MARISTA EN COLOMBIA
En 1889 Los Hermanos Maristas llegaron a Colombia. Habían zarpado de Burdeos en el Saint-Laurent el 26 de septiembre y dos meses después, tras cruzar en ferrocarril el Istmo de Panamá el 26 de noviembre llegaron a Buenaventura. Eran siete hermanos. A la llegada a Colombia, la primera fundación comenzó “mal”, como suelen comenzar todas las grandes obras. El mismo día de la llegada a Popayán, el director del grupo, el hermano Ángelo murió de fiebre amarilla. La primera fundación ocurrió en Popayán, le siguieron otras más en las ciudades de Buga, Palmira, Tuluá y Cartago en el Valle del Cauca; Pupiales, Túquerres y El Tambo en Nariño; Santander de Quilichao y Bolívar en el Cauca, Neiva, Timaná, El Pital y Elías en el Huila. Allí, en Elías, los maristas recibieron en su escuela a un niño llamado José Eustasio Rivera; Quibdó en el Chocó; Riohacha en la Guajira; Duitama en Boyacá; Itagüí y Sansón en Antioquia; Todas estas fundaciones desaparecieron en el tiempo con ocasión de los avatares de la guerra de los mil días y demás circunstancias políticas, dejando una importante huella. Así mismo, a finales del siglo XIX y principios del XX, ocurren las fundaciones en las ciudades de Ibagué, Ipiales, Sibundoy, Santiago, Cali, Armenia, Santa Rosa de Cabal, Manizales, Medellín y Bogotá. El análisis de las situaciones ocurridas en torno al período histórico en que vivieron los primeros Hermanos Maristas en Colombia, mismo período conocido como “La regeneración” de Rafael Núñez, las causas y consecuencias de tal movimiento no fue una tarea fácil. Es menester entender la guerra, la problemática del país, sus caprichos, su violencia, su desgobierno, el subdesarrollo, los problemas de ayer y hoy.
DE LA OBRA MARISTA EN EL DEPARTAMENTO DEL TOLIMA, Y SU CAPITAL IBAGUÉ
Desde 1887, dos años antes de la llegada de Los Hermanos Maristas a Colombia, el gobierno del Tolima trabajaba ya para conseguir que una comunidad religiosa se encargara de los principales planteles de educación del departamento. El secretario de gobierno de la época, Dr. Olegario Rivera, dirigió una carta en este sentido, al gobierno nacional, para que se adelantaran las diligencias pertinentes, por medio del Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede.
El gobierno nacional, después de dar las órdenes del caso a su embajador en Roma, dio una contestación muy alentadora, al señor secretario de gobierno, elogiándolo por la gestión que acababa de adelantar a favor de la juventud tolimense. El Hermano Julio, visitador de Los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en carta al Gobernador del Tolima, le dice que los Hermanos que debían encargarse de los colegios San Simón y Santa Librada no podían hacerlo, porque leyes hostiles en Francia impedían la salida de los religiosos de esa nación. Antes, las autoridades caucanas, se habían dirigido a los Superiores Maristas para lograr se dispusiera de religiosos para sus escuelas. Entre 1892 y 1899, los Maristas llegaron a algunas poblaciones del antiguo Tolima Grande, contratados por las autoridades religiosas y departamentales, para regentar establecimientos de educación. Sucesivamente se establecieron en Timaná, Elías, El Pital y Neiva, en el departamento del Huila y en Ibagué en el departamento del Tolima. Junto a los Hermanos, llegaron algunos Padres Maristas contratados para la dirección del Colegio de Santa Librada en Neiva y de San Simón en Ibagué, varios hermanos colaboraron con los padres en esos establecimientos, siendo interrumpida tan benemérita labor y el esfuerzo en bien de la juventud del Tolima Grande, por el inicio de la guerra de los mil días. Al final de la contienda no queda bajo la dirección de Los Hermanos Maristas, sino tan solo la Escuela Urbana Número uno, más conocida con el nombre de “Escuela San Luis”. La Escuela “San Luis” abre sus puertas en Ibagué el 3 de enero de 1896 con un total de 277 estudiantes de 500 que se presentaron, bajo la tutela del Hno. Pedro Claver, como su primer director. Hacía el año 1936, nació el colegio San Luis Gonzaga, bajo la administración del Hno. Miguel Arsenio (de nacionalidad española). Luego de funcionar varios años en el centro de la ciudad, se trasladó en el año de 1997 a sus actuales instalaciones, ubicadas en la calle 83 No. 5-107 sur, con el nombre de colegio Champagnat de Ibagué. El colegio Champagnat de Ibagué, es una institución educativa cristiana inspirada en el evangelio, orientada por el magisterio de la iglesia católica, basada en el respeto y promoción de los valores de la persona. El colegio, como Institución Católica, se dedica a la educación cristiana de la niñez y la juventud, de acuerdo con el pensamiento de MARCELINO CHAMPAGNAT, fundador de Los Hermanos Maristas. Fieles a Jesús y a Champagnat, en nuestro colegio, hacemos opción por los pobres y educamos en solidaridad, responsabilidad y compromiso. Los educadores maristas nos inspiramos en las actitudes de María, la madre de Jesús; la proponemos como ejemplo de fe, esperanza y fidelidad al Señor, y de servicio a los demás. Nuestra Institución según el deseo de MARCELINO CHAMPAGNAT, busca desarrollar íntegramente a la persona, cultivando todos los niveles: inteligencia, juicio, carácter, sentimiento, voluntad, sociabilidad, libertad, responsabilidad, aptitudes físicas y artísticas; para que sean “Buenos Cristianos y Buenos Ciudadanos”.
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